Por. Sergio Reyes Morfin
Ante el panorama que ha experimentado el mundo y las economías con un fenómeno tan inesperado que daría un fuerte dolor de cabeza a las finanzas empresariales- al no estar preparados ante esta contingencia-, es el momento de diseñar un plan “B” para afrontar este tipo de situaciones y que no dañen, de manera significativa, al negocio y las finanzas del personal.
Es el momento de generar en las empresas un concepto de innovación y desarrollo del trabajo ante situaciones apremiantes. Hay que observar, escuchar, procurar una ventaja auténtica ante la adversidad y crear o modificar los productos. Los empleados necesitan libertad para trabajar y mejorar en casos de adversidad; y este es el momento cuando el talento surge con ideas nuevas y frescas. El punto es No rendirse ante la adversidad; tener flexibilidad y empezar a generar alternativas.
Hay que dejar de preocuparse por la situación para ocuparse en soluciones a corto plazo, y poner las herramientas con las que ya cuenta la empresa en juego; reorganizarse para fortalecerse ante experiencias difíciles y salir avante.
Los empleados necesitan nuevos objetivos; es decir, fomentar ideas innovadoras, generar proyectos de apoyo en las líneas de producción y generar equipos de trabajo ante contingencias. Esto hará que la perspectiva en el trabajo se amplie.
Es sacar provecho de las duras experiencias y dar un sentido a la adversidad; impulsar a que el empleado prepare y arme proyectos secundarios en el área de trabajo.
Es también mantener una mente abierta y activa, donde los retos laborales generen confianza en los empleados para expresar ideas. Es organizar los tiempos, replantear el problema, reorganizar los métodos de producción y coordinar a los empleados para seguir produciendo sin afectar su seguridad.
Por consecuencia, incentivar el entusiasmo y dar libertad a propuestas. La participación puede proporcionar, a la producción, la creatividad necesaria para generar resultados positivos. Nunca hay que permitir que el pesimismo invada la creatividad de los empleados. Es indispensable mantener trabajando mental y físicamente a la empresa.
Un plan emergente pretende captar la atención que motive, inspire, aliente e integre; es algo que el gerente no debe olvidar, ya que es parte de un proyecto y, como tal, debe sentir que todo lo que hace tiene un fin.
Si consideramos que las amenazas pueden hacer fallar el plan principal productivo, una estrategia bien analizada y desarrollada generará un plan alternativo exitoso que, basado en reuniones, llamadas efectivas a nuestros principales clientes, correos electrónicos, una estructura comercial fortalecida y seguimiento preciso del negocio, nos proveerá de resultados muy positivos.
¿Puede que sea una idea tonta? No hay ideas tontas, porque las ideas más tontas pueden generar millones.
Para un plan emergente pregúntese:
¿Cuándo?
¿Dónde?
¿Cómo?