Por Santiago Macias H.*
Es difícil escaparse de la vorágine que ha impuesto el Presidente López Obrador a la comunicación en México. Hoy prácticamente nadie menciona sobre llevar o mantener al país como un destino atractivo de inversión, no hablamos de mejorar la productividad, ni de innovación, ni de aumentar el valor agregado de los productos manufacturados. ¿Cuándo fue la última vez que escuchó en los medios MODA MEXICANA?
Los grandes temas económicos, de eficiencia, productividad, innovación, exportación, valor agregado, inversión productiva y muchos etcéteras, no ocupan espacios importantes en el dialogo empresarial, en los medios tradicionales o en las redes sociales, y tampoco en las casas o centros de reunión. Simplemente hablamos y discutimos los temas que AMLO coloca en la mesa: la rifa del avión, eliminar los días feriados y muchos más que, si bien apoyan su popularidad, no son de forma alguna trascendentes para el país.
El diálogo en México se encuentra atrapado en discusiones y temas coyunturales y de corto plazo. Busquemos plantear acciones con visión de mediano y largo plazo, lo que puede ayudarnos a romper estos círculos viciosos que nos tienen atorados.
Creo que ha llegado el momento en que los organismos gremiales y empresariales retomen los temas de crecimiento y desarrollo del país, provocando una amplia discusión sobre los mismos. Hablemos de productividad, competitividad, relaciones laborales, inversión, exportación, innovación, maquinaria, diseño, educación, desarrollo de proveedores y logística; en fin, retomemos los temas que están en el centro del crecimiento y el desarrollo de la industria.
Hablar de estos temas no significa olvidarse de otros, cruciales, como son la inseguridad, pobreza o salud, más bien se trata de ponerlos en contexto desde el punto de vista del desarrollo. Queremos un mejor país, con menos desigualdad y pobreza, y sin problemas de seguridad; entonces, debemos enfocarnos en hacer crecer la economía, que se produzcan más bienes y servicios para consumo doméstico y para exportación, que sean de mejor calidad y más baratos. Hagamos que la oferta de empleo crezca considerablemente y veremos como los ingresos y la calidad de vida de la población aumenta.
Desde mi punto de vista, es crucial trasmitir el mensaje de que los objetivos nacionales de equidad solo serán posibles con crecimiento económico.
Mi abuelo decía que no se puede repartir lo que no existe. Si no generamos riqueza no habrá que distribuir y debemos recordar que la riqueza solo nace de la producción (de bienes y de servicios); todos los demás en la economía (gobierno, seguridad, diputados y senadores, etc.) si bien son cruciales para la calidad de vida de la sociedad no generan valor agregado distribuible.
Un buen inicio son los 10 principios de Dimensión Social de las Empresas que recientemente publicó el CCE. Son un decálogo de lo que puede y debe hacer una empresa para mantenerse rentable y atractiva, y a la vez ser una fuente de riqueza y bienestar también para sus trabajadores, clientes, proveedores, vecinos y todo aquel que entre en contacto con ella.
Por su trascendencia, me permito reproducir estos 10 principios de la dimensión social de las empresas:
- Construir una relación de confianza y credibilidad con la sociedad.
- Garantizar mayores oportunidades de empleo formal, crecimiento y desarrollo para nuestros colaboradores y sus familias.
- Ser ejemplo de integridad y ética; y cumplir con todas nuestras obligaciones fiscales y contributivas.
- Modernizar la cultura empresarial, para tener empresas mejor organizadas y más competitivas, de todos los tamaños y acordes a las tendencias internacionales.
- Establecer un compromiso de las grandes empresas con las MiPyMEs y con la creación de cadenas productivas; pagar en tiempo y forma a proveedores, transferir tecnología y conocimiento.
- Demostrar nuestra obligación moral con la sociedad; participar activamente en el desarrollo de las comunidades y construir mejores condiciones de vida para los mexicanos.
- Asumir y promover la inclusión, la diversidad y el respeto irrestricto a los derechos humanos.
- Privilegiar la sustentabilidad en nuestras actividades económicas y un uso más consciente de los recursos naturales.
- Insertar a nuestras empresas en la era digital, impulsar la industria 4.0, incorporar tecnologías y facilitar su uso para nuestros colaboradores y comunidades.
- Impulsar una relación responsable y propositiva con las autoridades, exigiendo reglas claras, certidumbre jurídica y económica para las inversiones, y así incidir positivamente en las políticas públicas para beneficio del país.
Es buen momento de cambiar nuestros paradigmas. Hoy es nuestra obligación, como empresarios, hablar más y más fuerte de los temas que realmente nos interesan. Coversemos sobre nosotros, de los problemas que nos aquejan, de cómo es crucial ser mejores empresas, de la necesidad de invertir, innovar y mejorar la productividad, como formas para ser competitivos. Hablemos de la necesidad de contar con personal bien capacitado y de las certezas que se requieren para pagar los sueldos que merecen. Hagamos del dialogo público y privado un eje que discuta los verdaderos temas de crecimiento y desarrollo. Recordemos que la equidad solo es posible en una economía creciente.
*Santiago Macias Herrera, Consultor
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